El último informe PISA, que cada año se elabora en países de la OCDE, dedica amplios apartados a segmentar los resultados de acuerdo a la variable género.
La educación diferenciada siempre ha considerado que es importante tener en cuenta esos datos y, por ello, su metodología busca personalizar el aprendizaje de chicos y chicas de manera que ambos puedan obtener los mejores resultados y reducir así esa brecha de género. Al final del texto incluimos tanto un extracto de las páginas donde se incide en las diferencias respecto a esta variable como el informe completo, correspondiente al 2018.
Tradicionalmente se ha encontrado en la evaluación PISA que los chicos tienen resultados mejores que las chicas en matemáticas y ciencias: esto sucede en la mayoría de los países participantes, pero no en todos, y especialmente en la primera competencia.
Las diferencias en la consecución de objetivos académicos debidas al género son motivo de preocupación, ya que pueden tener consecuencias a largo plazo para el futuro personal y profesional de las chicas y los chicos.
Que haya déficit de representación de chicas entre los estudiantes con mejor nivel de rendimiento en ciencias y matemáticas puede explicar, al menos en parte, la persistente brecha de género en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) campos que figuran entre las ocupaciones mejor remuneradas.
Sin embargo, la magnitud y la importancia práctica de las diferencias de género en el rendimiento de los estudiantes varían de un país a otro. En las últimas décadas, muchos países han logrado avances significativos en la reducción de la brecha de género en educativo (OCDE, 2015). Por lo tanto, las diferencias y desigualdades de género respecto a la consecución de objetivos académicos pueden ser evitables si se disponen para ello los medios adecuados.
Las desigualdades de género en educación han sido ampliamente tratadas por la literatura científica. Algunos autores han sugerido que las diferencias en el rendimiento pueden estar parcialmente relacionadas en cómo chicas y chicos socializan, tanto en casa como en el centro escolar (Hadjar et al., 2014). Determinar qué países y economías han sido capaces de reducir o cerrar la brecha de género en el rendimiento de los estudiantes puede ayudar a identificar las condiciones y las prácticas que permiten a chicos y chicas desarrollar todo su potencial.
コメント